viernes, 15 de junio de 2012

Insurrecciones Armadas

Quizás el factor clave para la consolidación de la institucionalidad y la supremacía de ésta sobre la participación política, en términos Huntingtonianos, en el caso venezolano de los 1960's, fue la dinámica hemisférica vinculada con la guerra fría. La sociedad venezolana se divide en dos grandes segmentos, donde el más cohesionado y el que contaba con mayor apoyo internacional logra imponerse.

Son los turbulentos años del gobierno de la Junta de Gobierno, el único gobierno constitucional presidido por Rómulo Betancourt y luego el presidido por Leoni. Parece existir la idea, en algunos de los derrotados protagonistas políticos de estos sucesos, de minimizar su intensidad e importancia. La palabra guerra civil no es empleada y se prefiere el de la Lucha Armada. Ese es el título de varios gruesos tomos de evidencia testimonial, salvada para la historia por Agustín Blanco Muñoz y que ya se mencionó en páginas anteriores. Se volverá, obligadamente, sobre esta fuente.

Los frentes guerrilleros rurales no son una ficción sino una realidad histórica; el que fracasaran en lograr sus propósitos es otra cosa. El que fueran vencidos por las Fuerzas Armadas Nacionales y el que su proyecto político no cristalizara, es una verdad histórica que no puede rebatirse para el siglo XX venezolano.

Parece ser posible distinguir un lapso inicial en el cual se buscaba comprometer a un sector de las Fuerzas Armadas en un intento golpista, fundamentalmente militar, pero con apoyo de los sectores civiles radicalizados. Este proceder no era nada nuevo, era tratar de volver a lo que fue octubre de 1945...

El punto culminante del proceder político-militar, es la frustrada insurrección militar de algunas unidades de la Armada en Puerto Cabello, en 1962. Suceso conocido en la historiografía venezolana como El Porteñazo. Esta acción insurgente militar-civil estaba destinada al fracaso, así como antes lo habían estado acciones de fuerza de inspiración netamente militar, expresión del más rancio pretorianismo venezolano, como las del General José María Castro León, Ministro de la Defensa del gobierno provisional que nace en enero de 1958. Ambos movimiento miraban al pasado y no al futuro. Eran momentos de cambio innovador no de segundas ediciones.

Tanto las frustradas "fusiones" civiles-políticas-militares (Carupanazo o Porteñazo), así como las fracasadas insurrecciones de Castro León, ilustran sobre la miopía intelectual de los comprometidos en ambos movimientos. Seguían aferrados a los tradicionales procedimientos de pasado político venezolano. Era tiempo de innovaciones creativas, no de seculares soluciones de fuerza con un pronunciado matiz autoritario.

El Ministro de la Defensa se creía en una posición de poder, prácticamente antesala de la Presidencia de la República. Ese había sido el caso para López, Medina, Delgado Chalbaud y Pérez Jiménez. Desde 1936 hasta 1957, había sido una constante en la realidad política venezolana. Al no tener éxito en su intento de golpe de estado de mediados de 1958 se cierra el vaso comunicante de poder pretoriano entre el Ministerio de la Defensa y la Presidencia de la República.


Al no tener éxito en las los esfuerzos golpistas-insurreccionales, para 1963-1964 se inicia la llamada Lucha Armada. Se crean Las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN) y el Frente de Liberación Nacional (FLN) como brazo político-logístico. Surgen los frentes guerrilleros rurales.
Un aspecto que llama la atención es como en enero de 1962 se implementan, antes del Porteñazo, los primeros esfuerzos guerrilleros rurales visibles y organizados. También resulta evidente que la derrota del movimiento guerrillero fue antes política que militar. La militar tomará hasta finales de los 1960's. Para quedar reducidos a sólo muy pequeños grupos después de esta década.

Detalles sobre apoyo logístico, material y humano del gobierno cubano de Fidel Castro al movimiento guerrillero venezolano, es otro de los aspectos interesantes. La actividad bélica se prolongará por años debido a este apoyo foráneo.

Las Fuerzas Armadas venezolanas tienen que prepararse rápidamente para enfrentar la amenaza de las guerrillas rurales y urbanas. En las ciudades será básicamente la actividad policial y de inteligencia la que predomina, pero en provincia son las guerrillas rurales y éstas serán enfrentadas fundamentalmente por las fuerzas terrestres del componente militar venezolano: Ejército, Infantería de Marina y Guardia Nacional.

Resulta también concluyente, de la data que presenta Los Cinco de Línea, que la llamada "Insurrección Armada" o "Lucha Armada" fue una guerra. Actividad bélica que se extendió por casi dos décadas, con numerosos enfrentamientos, emboscadas y acciones de terrorismo urbano. Fue una guerra de baja intensidad, de guerrillas, irregular y no convencional. En síntesis, una forma de guerra civil, los sectores enfrentados eran ambos mayoritariamente venezolanos, la asistencia cubana y estadounidense nunca fue dominante en ninguno de los muy venezolanos sectores enfrentados en esta pugna armada. Una expresión más de las llamadas "guerras de liberación nacional", dentro del contexto de la Guerra Fría. La primera de tales prolongados conflictos armados en Venezuela, desde los tiempos de la Revolución Libertadora (1901-1903), es decir, la segunda del siglo XX venezolano.

Si bien las guerrillas no pudieron evolucionar hasta conformar un "ejército popular revolucionario", eso se debió a que fueron rápidamente neutralizadas, primero, en su potencial desarrollo bélico. Más luego, derrotadas política y militarmente. Pero esto no invalida el hecho cierto, objetivo, documentalmente demostrable, de una situación peculiar de guerra civil, de una insurrección armada.

En el libro ya mencionado del General Iván Darío Jiménez (1996), se dice que las guerrillas llegaron a movilizar miles de hombres, claro está considerando todo el tiempo en que se produjo la actividad guerrillera. Apoyándonos en esta fuente y en la data que presenta el texto Los Cinco de Línea... Podemos presentar una muy breve información sobre los llamados frentes guerrilleros:

A) El José Leonardo Chirinos, dirigido por Douglas Bravo, en la Sierra de San Luis, estado Falcón. Presentó cuatro "destacamentos", con los nombres de Raúl Hernández, Elpidio Padovani, Luis Díaz y Miguel Noguera. Llegó a contar con unos 300 miembros y fue prácticamente desarticulado por una ofensiva coordinada de las Fuerzas Armadas Nacionales en 1964, aunque se reporta actividad subversiva de poco monto hasta 1966.

B) El frente Simón Bolívar, que abarcaba los occidentales estados de Trujillo, Portuguesa, Lara, Guárico, Barinas y el oriental de Anzoátegui. También contaba con cuatro "destacamentos". Su estado mayor lo conformaban Concepción Alcalá, Chucho Betancourt y Hernán Cortés Mujica y para 1963 estuvo bajo la jefatura de Tirso Pinto.

C) El frente Ezequiel Zamora, con su epicentro en el cerro El Bachiller, y bajo responsabilidad del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR, grupo radical disidente de AD), tuvo como jefes a cuatro dirigentes del MIR, Américo Martín, Soto Rojas, Paúl del Río y Moisés Moleiro; derrotado por el Ejército para 1964-1966.

D) El frente José Antonio Páez, con gentes provenientes del sector radicalizado de URD como dirigentes, abarcaba territorios de los estados Portuguesa, Barinas, Mérida y Trujillo. Inicia sus actividades en febrero-marzo de 1962. Como apéndice de este fundan en los llanos el que denominaron "frente Ezequiel Zamora", pero que degeneró en actividades de bandolerismo y abigeato para finales de los 1960's.

E) El frente Manuel Ponte Rodríguez del oriente del país, se llama inicialmente en honor a un Oficial de la Armada muerto en las insurrecciones militares iniciales de los 1960's; abarca los estados de Anzoátegui, Monagas y Sucre, aunque su epicentro estará en las zonas montañosas de los estados Anzoátegui y Monagas. Estaba formado por cinco "destacamentos": Es el frente guerrillero que más ha sobrevivido en el tiempo, aunque su importancia política y militar es mínima.

Producto de actuar contra un enemigo común, se desarrollan vínculos entre la alta dirigencia de los partidos políticos gobernantes, AD y COPEI, y la alta oficialidad militar de los 1960's. Estas relaciones crean la falsa imagen de un sólido Control Civil sobre el estamento militar.

Inicialmente se da es una comunidad de intereses, en la cual los militares y la dirigencia política de estas organizaciones obtienen beneficios institucionales mutuos. Los políticos civiles lograban fortalecer la institucionalidad con la ayuda de los militares, que reducían a la impotencia a los que pretendían con las armas en la mano destruir el naciente sistema político. Pero los beneficios para los militares van más allá de un aumento en los salarios de la joven oficialidad de cerca del 140 %, en términos reales, durante el lapso 1960-1970's, según la data que ofrece Bigler (1982, p. 181). La situación de fondo es más densa y profunda, tiene raíces históricas y parece que no ha sido percibida por los analistas recientes de la evolución de las relaciones civiles-militares en Venezuela.

Otro aspecto que llama la atención es la creciente influencia del sector militar en los asuntos fronterizos. Una especie de poder de veto, autoproclamado y aceptado como tal por la dirigencia política, en lo que atañe a límites y política fronteriza. La rivalidad política, desde los 1970's, fraccionó, a diferencia de los años de la década de los 1960's, la capacidad de los políticos civiles para enfrentar monolíticamente al sector militar. Así se frustra el avanzar en el proceso de Control Civil que se había iniciado desde 1958.

La consecuencia obvia, de lo arriba señalado, fue una evidente independencia política real del estamento militar. Lo que sí es cierto es que para asegurar parcialmente el Control Civil sobre el sector militar venezolano los partidos AD y COPEI, en las personas de sus más altos y anónimos "estrategas" en temas castrenses, hábil e inteligentemente favorecieron y sutilmente estimularon las rivalidades inter-fuerzas militares; así como la independencia administrativa y operativa de cada una de las Fuerzas, aduciendo las especificidades de cada una de éstas; y, finalmente, las limitaciones de coordinación racional entre las cuatro Fuerzas dentro del conjunto del Ministerio de la Defensa.

Frutos de estos procederes, que aseguraban en lo inmediato el tiempo que necesitaban los políticos civiles para fortalecer la neutralidad política del sector militar y fortalecer en consecuencia el Poder Civil en los 1960's, surge como evidente el avance acelerado en el proceso de modernización del aparato militar venezolano.
Es necesario destacar que en las cuatro Fuerzas unos pocos Oficiales, seleccionados según las necesidades de cada una de ellas y las demostradas capacidades de los Oficiales elegidos, son enviados a estudiar carreras universitarias de Licenciatura y Maestría en instituciones de educación superior en Venezuela y en el exterior. Otro grupo, también minoritario por obvias razones presupuestarias, son enviados a efectuar estudios militares en el exterior, como son los cursos de Estado Mayor. También los cursos del Colegio Interamericano de Defensa, en Washington y los que ofrece la llamada Escuela de las Américas, en la infraestructura militar estadounidense. Así como, otros cursos especiales de carácter militar y estratégico en distintos países del hemisferio occidental y de Europa.
No se puede dejar de señalar que la actividad subversiva armada no desaparece totalmente durante los 1970's. En esa década se consolida su derrota militar, pero como organizaciones minúsculas, sin ninguna influencia significativa en lo político a nivel nacional o regional y hasta local, sobreviven hasta los 1990's. Tres grupos notoriamente existentes para 1992: Bandera Roja, Venceremos y Tercer Camino.

El último de los arriba mencionados es la organización liderada por el veterano jefe guerrillero Douglas Bravo. Como antecedente inmediato de esta organización, tenemos al Partido Revolucionario Venezolano (PRV). Minúsculo partido político que procuraba hacer honor a su nombre. Sobre los fundamentos doctrinales de este movimiento, resulta útil la lectura de la conferencia dictada por Bravo en el Instituto Pedagógico de Caracas, la cual fue publicada en la revista de historia de esa institución: Tiempo y Espacio (No. 6, 1986).
Venceremos se proclama como un grupo nacionalista radical y mantiene nexos de coordinación con Bandera Roja, su fachada visible se denominaba Desobediencia Popular. Operaba en los estados Táchira, Mérida, Lara, Yaracuy, Carabobo, Aragua, Miranda y en el Distrito Federal. Su área de influencia parece concentrarse en los institutos educativos públicos de nivel superior, colegios e institutos universitarios y las universidades.

Es Bandera Roja la organización más importante y heredera legítima de las acciones de la guerrilla venezolana de los años 1960's. Sus "frentes militares" eran el Américo Silva y el denominado frente occidental. Sus organizaciones políticas visibles eran el Movimiento por la Democracia Popular y la Unión de Jóvenes Revolucionarios. Su máximo dirigente es el diputado electo al Congreso Nacional en los comicios de 1998, Gabriel Puerta Aponte.

Se dice, en los corrillos y cafetines universitarios, en esos comentarios testimoniales tan difíciles de cotejar documentalmente, que Bandera Roja sufrió una callada división interna, hace ya un par de años. En este fraccionamiento, el sector más radical del movimiento (los "duros"), decidieron unir sus esfuerzos al de los grupos guerrilleros colombianos. Mientras otro sector se interesaba por medios políticos menos radicales y violentos, como el proceso electoral venezolano.

Esta situación de descalabro y decadencia guerrillero-subversiva, lleva a los sobrevivientes políticos de estas organizaciones a tratar de fortalecerse en los institutos públicos de educación superior por un lado, y de intensificar sus esfuerzos para establecer algunas relaciones con jóvenes Oficiales militares por el otro. La evidencia testimonial que presenta el libro de Garrido (1999) sobre lo recién afirmado, parece como concluyente sobre este aspecto.

El partido AD vuelve al gobierno en 1984. Pero los errores de política económica persisten. Curiosamente, es el momento de mayor influencia política de esta organización en toda su historia. Parecía como la consolidación del capitalismo de estado, especie de versión tropical adeca del Welfare State. Pero al no ser atendidos debidamente los problemas económicos estructurales, el sueño de bienestar termina en una realidad de pesadilla. Muy venezolanamente, vuelven a surgir rumores sobre posible malestar e intranquilidad en el sector militar.

Los rumores de golpe de estado son parte del folklore político venezolano del siglo XX, particularmente después de octubre de 1945. Durante los gobiernos de Betancourt y Leoni, fueron recurrentes. Pero luego amainaron, la economía habiendo superado la recesión de inicios de 1960's, se encontraba en una fase expansiva Surgían evidencias visibles de un predominio civil sobre el sector militar, como fueron los casos del General Pablo Antonio Flores y del Ministro de la Defensa Martín García Villasmil, ambos, durante el primer gobierno constitucional de Rafael Caldera.

El Presidente Caldera, haciendo uso de sus constitucionales atribuciones decide aceptar la renuncia del Ministro de la Defensa. En la práctica equivalía a sustituirlo del cargo. Una vez más, parecía como si el Control Civil estuviese consolidado en la Venezuela de esos años. Hasta donde sabemos, el General García Villasmil no ha escrito sus Memorias. Estas serían, como en el caso del General Flores, un valioso aporte para el estudio de la realidad militar venezolana de la segunda mitad del siglo XX.

Los casos de los Generales Flores y García Villasmil, durante la primera presidencia constitucional de Caldera, evidencian la naturaleza del acuerdo militar-civil y político-militar, estructurado durante los 1960's. Son un excelente ejemplo de algunas de las características básicas de esa secular y siempre remozada simbiosis de la historia venezolana. Pero, lamentablemente, no evidencian un efectivo y consolidado Control Civil del estamento militar en la Patria natal de Bolívar.

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